martes, 2 de diciembre de 2008

Servidores del Altar: Monaguillos


Parte de los niños que sirven al altar, y que se forman en los diversos planes de la pastoral de infancia.
Damos gracias a Dios por estos jovencitos que se han acercado hasta Jesús para conocerle.
Estamos seguros que al invertir tiempo y esfuerzo en la educación de los jovenes lo estaremos haciendo en verdad para asegurar el futuro de nuestra Iglesia!, apóyalos son tus hijos, nuestros hijos.

Via crucis 2008

via crucis 2008 Santa Eduviges

La Parroquia


En el poblado de El Cují se cuenta con un templo parroquial, en el cual se viene ejerciendo actividades incluso antes de su propia construcción. Hace tan sólo 7 años fue eregida por decreto arzobispal como Parroquia y lleva por nombre “Parroquia Santa Eduviges”.

Desde entonces los fieles laicos han colaborado junto a los sacerdotes que han hecho vida en la vecina parroquia de Tamaca, para ejercer una serie de actividades religiosas proyectadas hacia el orden humano y social de la comunidad, entre ellas la Catequesis, como principal medio de evangelización , orientación y formación humana así como espiritual con niños, adolescentes y jóvenes y familias constituidas, al mismo tiempo se proporciona ayuda alimenticia a para ejercer una serie de actividades recreativas y culturales.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Biografia de Santa Eduviges



Viuda. Año 1243.
Una viuda con tres hijos y tres hijas, que se dedica a restaurar conventos y repartir ayudas con gran generosidad a los pobres, esa es Eduviges, santa muy antigua pero muy popular todavía en muchas regiones de la tierra. Nació en Baviera, Alemania en 1174. Era hermana de Santa Gertrudis y tía de Santa Isabel de Hungría...

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Desde sus tiernos años colocó Dios en Santa Eduviges todos sus afectos; no obstante que le lisonjeaban los aplausos y delicias de la corte de Bertoldo, su padre, Marqués de Moravia (en la actual República Checa).
Puesta en estado de matrimonio con Enrique, Duque de Polonia, igual suyo así en la soberanía como en la piedad, movió a éste con sus ejemplos a cultivar las virtudes propias de un príncipe cristiano. Por consejo de ella, su marido fundó varios conventos de religiosas, y para construirlos llevaba a los bandidos que estaban en las cárceles, y así les hacía ser útiles a la patria.
Educó a sus hijos en el temor divino y logró que todos vivieran arreglados a la Ley del Señor.
Alcanzó de su esposo licencia para vivir en castidad y el buen Enrique, a imitación de su esposa, se obligó también a guardarla. Casi treinta años vivieron estos consortes como ángeles.
Los largos años de su vejez los empleó en fundar conventos y en ayudar pobres. En los conventos pasaba muchas temporadas viviendo como la más observante de las monjas. Oraba sin intermisión y derramando su corazón cierta vez ante un crucifijo, vio que, desclavando de la cruz la mano diestra, Jesús le daba su bendición y oyó que le decía : "He escuchado tu oración, alcanzarás lo que pidas".
Todo lo daba para los necesitados. Mortificaba su cuerpo con sangrientas penitencias. Andaba descalza sobre la nieve y los pies le sangraban. Llevaba un par de zapatos en la cintura por si venía alguna persona, calzárselos y que así no se dieran cuneta de la penitencia que hacía. Un día un sacerdote le dio un par de zapatos nuevos y le dijo: "le pongo como penitencia el llevarlos siempre puestos". Días más tarde la encontró descalza. "¿No le dije que debía llevar los zapatos puestos?" Ella le respondió: "Sí, los llevo puestos en un maletín que llevo a las espaldas". Y los sacó de allí.
Aseguró doncellas, dotó monjas, amparó religiosas y en el mundo, por su caritativa compasión, se constituyó deudora de los desvalidos; pero especialmente se esmeró con trece pobres, que en la honra de su Divino Jesús y sus doce apóstoles, agregó a su familia y a los cuales llevaba siempre consigo, para servirles y regalarles. Le llevó a la Santa gran parte de su misericordia la tribulación de aquellos miserables que, hallándose cargados de deudas, no podían por su pobreza satisfacerlas; ella las pagaba, los liberaba de ellas.
A una religiosa ciega la curó al imponerle las manos y rezar por ella. A varias personas les anunció lo que les iba a suceder en lo futuro. Ella misma supo con anticipación la fecha de su muerte. Pidió la Unción de los enfermos, cuando no parecía sufrir de enfermedad grave. Y en verdad que sí ya se iba a morir y nadie lo imaginaba.
Amó tiernísimamente a María Santísima, de quien traía siempre consigo una pequeña imagen que le cabía en el puño, y fue caso prodigioso que habiendo muerto con ella en la mano, no fue posible quitársela. Lo más admirable fue que, trasladándose el cadáver después de muchos años, se le halló con la imagen empuñada, y los dedos con los que la tenía, incorruptos. Murió el 15 de octubre de 1243 a los 65 años de edad.
Las grandes riquezas que le dejó su esposo las repartió entre los pobres. En Polonia ha sido siempre muy estimada por los católicos.